Dharana, la concentración.

Cuando te inicias en el camino del Yoga, sabes que es una ciencia antigua, con una sabiduría y tecnología superior. Sabes de yoguis que ha alcanzado el Samadhi, de Budas en estado de iluminación, de personas que viven de acuerdo a los pilares de ésta ciencia.

He elegido éste camino e intento cada día recordar y estudiar cada uno de los pasos del yoga poniéndolos en práctica. Sin fanatismo, con libertad y dulzura. Aceptando mis limitaciones.

El yoga es un legado de amor a la humanidad.

El camino tiene sus retos, sus obstáculos, claro.

En nuestra sociedad actual vivimos rodeadas de estímulos y los retos están en hacer más cada vez, dejándote la vida en ello. No aprendemos a estar sin hacer, el no hacer consciente, no aprendemos a sentirnos, no aprendemos a calmar nuestra mente, a suavizar la charla interna, constante, agotadora.

Sales a la calle y todo es estímulo, ruido, las voces están exaltadas, caminamos casi corriendo a todos lados. No podemos parar. No sabemos hacerlo.

Estoy en ello, poniendo el foco en la des-aceleración.

Ayer invité a mis alumnas a parar, a frenar, a entrar en el estado de quietud, a observar la naturaleza de sus mentes, y fue mágico, maravilloso, porque nos dimos cuenta que sí somos capaces de hacerlo, de percibirlo.

Introduje ejercicios para subir al 6to. Paso del Yoga.

Dharana, la concentración.

Donde llevamos la atención hacia nuestro interior, nuestra concentración hacia un punto determinado, intentando calmar las fluctuaciones de la mente.

La energía cambió, todo se percibía diferente, al estar observándolas, pude constatar cada mínimo cambio, cada respiración, todo se sentía sereno, después de luchar sin duda cada una de ellas con ésta propuesta de entrar en la quietud.

Gracias a cada una de ustedes queridas Yoguinis, por entregarse con alma de niñas, sin exigir, sin expectativas, con el corazón abierto.

Namastē a cada una de vosotras.