Honrarnos

“Abhyāsa-vairāgya-ābhyāṁ tan-nirodhaḥ – अभ्यासवैराग्याअभ्यां तन्निरोधः”

-Yoga Sutras-

La mente puede alcanzar el estado de Yøga mediante la práctica y el desapego.

Qué nos quiere transmitir Patanjali en éste aforismo?

Que a través de una práctica consistente y estable, sin apegarnos al resultado, vamos a comprender lo que el Yøga es, lo que nos aporta, cuáles son los beneficios hacia nuestros cuerpos, nuestros espíritus y nuestras relaciones.

Hace cuatro años y medio que regresé a Madrid, y hace cuatro años y medio que un grupo de maravillosas personas me acompañan en las prácticas.

Personas que cada año renuevan su compromiso, porque se comprometen consigo mismas, honrando sus cuerpos, sus almas y sus mentes.

Honrando la shanga, el grupo, el espacio sagrado que crean entre ellas, el vínculo amoroso que cada una/o, traza con otra persona.

Cuando entramos en la práctica, cuando cada una/o, se observa, se respira, se disfruta, se esfuerza, se desapega, se olvida del afuera para estar en sí misma, lo que recorre la sala es:

Pura maravilla.

Voy recorriendo cada cuerpo con mi mirada, observando cada gesto, cada incomodidad, cada triunfo.

Y mi estar allí en ése instante se convierte en algo ancestral, huelo la concentración, la perseverancia, el no apego, acompaño, simplemente, acompaño cada proceso.

Y he visto como se transforman, cómo nos transformamos juntas/os, porque para mí cada práctica es una experiencia vital en sí misma, no sólo un movimiento, una alineación, no es alcanzar una postura a la perfección, sino habitarla, ser la postura.

Es percibir esa energía que se desprende de lo más interno de cada una de las personas que están allí, que han entrado en comunión consigo mismas, que se han dedicado una hora y media, que han decidido que la vida es mucho más que sus trabajos, sus obligaciones, sus éxitos o fracasos.

Que ha descubierto que sin honrarse a sí mismas, que sin cuidar de sí, se estaban perdiendo mucho, se estaban olvidando de estar despiertas.

Entrar en una práctica es estar vulnerable y ser valientes, es reconocernos por sobre todas las cosas.

Una profunda gratitud es lo que siento hacia ese estado de felicidad y alegría que habita cada una de las personas que entran en la práctica y se muestran tal y cómo son.

Namastē, honro en ti, lo que honro en mi, tu espíritu y el mío son uno.